Si eres una persona a la que le gusta ponerse en pié a primerísima hora de la mañana y empezar el día a tope tienes que saber que estás de en hora buena, con un importante refrán español que alaba tus madrugones.
Este refrán no solo favorece a los que se levantan con el canto del gallo ya que está hecho también para aplaudir la conducta el no dejar las cosas para el último momento.
Significado
Como hemos visto, posee básicamente dos acepciones:
a) La forma literal, la de levantarse muy temprano.
En efecto, ponerse en pié temprano te va a permitir que el día te resulte más largo y puedas hacer muchas más cosas que si te levantaras a las tantas.
b) La de hacer las cosas con anticipación, sin esperar a que el plazo se agote y nos «pille el tren» «con la casa sin barrer».
No hay nada más productivo y además anti estrés que el anticiparse a las cosas que tenemos que hacer a diario: no es necesario improvisar, no vamos a tener que darnos esas prisas descomunales de última hora y sobre todo estaremos libres de esas situaciones de nervios de los que lo dejan todo para el final
Variantes
Más de una son las variantes que podemos encontrar en boca de los hispanohablantes a la hora de utilizar este célebre refrán.
Así, puede encontrarse en una forma algo más larga, matizando la ayuda divina sólo cuando la diligencia se hace bajo ciertas circunstancias:
A quien madruga Dios le ayuda si se levanta con buen fin.
Es decir, sólo si te levantas de la piltra temprano para hacer cosas buenas podrás beneficiarte de poner el despertador a primerísima hora.
A quien madruga Dios le ayuda si se levanta con buen pié.
Si no se levantas con buen pié, lo haces con el pié izquierdo o incluso tienes los cables cruzados desde primerísima hora de la mañana puede que con esas vibraciones no muy positivas tu día se cruze.
Y es que obviamente un día redondo también depende de tu ánimo, más incluso de la hora a la que lo inicies.
Más variantes, todas sinónimas:
Si quieres tener buena fama, que no te halle el sol en la cama.
Pide a Dios y a los santos, pero echa abono en tus campos.
Más ayuda la mañana que prima ni hermana.
Quien madruga, halla el pájaro en el nido, y quien se duerme, hállalo vacío.
Terminamos con las variantes de este refrán con otro que significa exáctamente lo mismo y que se encuentra en dos ilustres obras de la literatura española del Siglo de Oro: el Lazarillo de Tormes y el Quijote.
El que no madruga con el sol no goza del día
Antónimos
Es típico del refranero español y el de otras lenguas que un refrán tenga una réplica que lo desmienta y nuestro «al que madruga dios le ayuda» es un ejemplo de esto. Si algún madrugador empedernido te echa en cara el que se te peguen las sábanas cada día puedes defenderte con la siguiente lindeza:
No por mucho madrugar amanece más temprano
En efecto, podrás levantarte antes de que salga el sol y empezar la jornada más temprano que el resto, pero el día tiene su propio ritmo por lo que tal vez deberías adaptarte a él.
Hay más refranes que matizan las bondades del madrugar o de tratar de anticiparse a las cosas. Veámos algunos más:
Uno que madrugó un duró se encontró; pero más madrugó el que lo perdió.
Y otro en la misma clave:
Un costal encontró el que madrugó; pero más madrugó el que lo perdió.
En Ecuador es muy popular la siguiente versión:
Más hace el que Dios ayuda que el que mucho madruga.
Por otro lado, en Venezuela usan la siguiente fórmula para criticar a los madrugadores:
Más vale a quien Dios ayuda que quien mucho madruga.
«Le ayuda» o «lo ayuda»
Muchas son las personas que dicen «A quien madruga Dios lo ayuda» en vez de usar el «le». Se trata de una variante admitida para nuestro refrán y que se halla bajo el llamado «loismo», consistente en usar los pronombres lo, los como partículas del objeto indirecto en vez de los pronombres le, les.